Mi suegra, Marina, vendrá a Tokio para apoyar a mi esposa, que se acerca la fecha de parto. Entonces la relación familiar está bien… creo, pero he prohibido la masturbación por el momento porque no se me permite disfrutar de la felicidad solo. Unos días después, estaba escondida en el baño masturbándome cuando de repente Marina abrió la puerta. Me conmovió el cambio repentino, pero Marina-san, consciente de la situación, pareció disculparse y me preguntó si podía ayudar. Le hice una propuesta que ni siquiera quería...